Aqua Quintina

Aqua Quintina, una posada romana en pleno Camino de Invierno

El pasado día 11 fue entregado el premio de investigación Condado de Pallares a un estudio realizado por los profesores lucenses Javier Gómez y Mar Neira sobre los yacimientos de la época castreña y romana situados en los cinco municipios que formaban parte de este antiguo territorio. El trabajo, titulado A cultura castrexa e galaico-romana no Condado de Pallares, dedica especial atención a un yacimiento muy poco conocido y solo parcialmente investigado, pero de gran importancia arqueológica. Se trata de un asentamiento romano que estuvo situado en el lugar que hoy ocupa la aldea de Quintá, en la parroquia chantadina de San Vicente da Grade. Los autores consideran que este es uno de los yacimientos más interesantes para realizar una investigación profunda de entre todos los que mencionan en su estudo.

Los arqueólogos llegaron a la conclusión de que estos restos pertenecen seguramente a una de las posadas que jalonaban las calzadas romanas. La aldea se encuentra exactamente en el cruce de dos importantes vías: la que comunicaba Lugo con Braga pasando por el campamento de Aquis Querquennis -en el municipio ourensano de Bande- y la que enlaza esta zona con la localidad quiroguesa de Montefurado a través de los Codos de Belesar. Esta última vía es la que coincide a grandes rasgos con el Camino de Invierno.

Yacimientos cercanos

El valor arqueológico de la zona no se reduce a este yacimiento localizado en Quintá. Algo más al sur -y también pegado al camino- se encuentra otro asentamiento romano, el de Rairos, en el que aparecieron diversos restos arqueológicos. En las inmediaciones se halla además el castro de Esmoriz, donde aparecieron igualmente diversos vestigios de especial interés.

Una inscripción dedicada a los lares viales, los dioses protectores de las calzadas

Una de las piezas arqueológicas que hacen suponer a los investigadores que el yacimiento arqueológico de Quintá pertenece a un hospedaje es un ara o estela de piedra en la que están grabadas las letras LVP. Las dos primeras abreviaturas corresponden sin duda a los llamados lares viales, los dioses protectores de los caminos que eran venerados en la época romana. Una inscripción de este tipo concuerda mucho con un lugar en el que se registrase un continui tránsito de viajeros.

En las excavaciones realizadas en el yacimiento en el 2003 se recuperaron además 3.431 monedas de bronce, muchas de las cuales estaban reunidas en un puchero de barro. De entre ellas se pudieron analizar veinticinco piezas mejor conservadas que las demás. Los arqueólogos encontraron en estas monedas inscripciones que hacen referencia a los emperadores romanos Constantino I, Constancio II, Constante, Valentiniano I, Valente, Teodosio y Arcadio. De acuerdo con estas referencias, la colección de monedas debe datarse en el siglo IV. El ejemplar más antiguo data del año 324 y el más tardío, del 402.

Otros materiales

En el yacimiento chantadino aparecieron además numerosas piezas de cerámica y vidrio, clavos, cinceles y escorias de fundición y mineral de hierro. Las excavaciones también revelaron la existencia de diversas estucturas constructivas, entre ellas una lareira de considerables dimensiones fabricada con piedra y ladrillos. Antonio Rodríguez, vecino de la localidad, señala que en los campos de la zona es habitual encontrar pedazos de cerámica.

Una estación viaria que estaba enlazada con el castro Dactonio, según el Itinerario de Astorga

Los arqueólogos suponen que el yacimiento de Quintá contiene probablemente los vestigios de lo que se conoce como una mansio o mansión, uno de los numerosos establecimiento oficiales de hospedaje que se construyeron a lo largo de las vías romanas. El término deriva del verbo manere, que significa parar o detenerse. Estas posadas eran mantenidas por los gobiernos imperiales, inicialmente para albergar a oficiales y comerciantes. Más adelante alojaron a todo tipo de viajeros. Las mansiones viarias constituían una parte importante de las redes de comunicaciones de la época romana y eran dirigidas por oficiales que recibían el nombre de mansionarius.

Los investigadores suponen que este asentamiento es la estación viaria mencionada con el nombre de Aqua Quintina en en el llamado Itinerario de Astorga, unas tablillas de barro datadas en el siglo III que contienen cinco guías de caminos del noroeste peninsular. Según este testimonio epigráfico, Aqua Quintina estaba enlazada con el castro Dactonio, que según muchas opiniones estaba situado en Monforte. Este antiguo asentamiento galaicorromano podría ser la ciudadela que fue descubierta en el monte de San Vicente hace algunos años, aunque esto no se ha demostrado todavía.

Javier Gómez y Mar Neira señalan además que en torno a este hospedaje oficial de Quintá probablemente existió una pequeña población dedicada a la agricultura y a la ganadería.